El diminuto geco que vive en nuestro hogar

El diminuto geco que vive en nuestro hogar

¿A quién no se le ha metido un geco o salamanquesa en casa? Estos diminutos e inofensivos lagartos no solo conviven con nosotros en nuestras fachadas, sino que son las mascotas de muchos amantes de los lagartos. El nombre genérico de esta familia de saurópsidos escamosos es Gekko, una palabra malaya que es una onomatopeya del grito que realiza una especie indonesia.

Las antiguas leyendas les atribuían un carácter malvado, como a todas las serpientes, en particular se los solía confundir con la salamandra, de la que se creía que podía vivir en el fuego sin quemarse. También se le ha adjudicado el tener piel venenosa, el escupir veneno, el atacar a las personas para morderlas, etc.

Geco

A no ser que tengas una reacción alérgica al contacto con la piel del geco, este saurio no segrega ninguna sustancia peligrosa, ni escupe, ni ataca. Puede ser que te muerda si se siente atacado previamente, pero sus dientes son diminutos y no causarán mucho problema. La estrategia habitual de los gecos es huir y esconderse, evitando convertirse en una presa.

Peculiaridades de los gecos

Ojos saltones, cuerpo diminuto y escamoso, capacidad de adherirse a casi cualquier superficie por muy lisa que esté. Los gecos son una caja de sorpresas que podrás tener correteando por tu mano. Suelen ser de color marrón y gris oscuro, pero también hay gecos que se mimetizan con el entorno cambiando de color y otros con colores brillantes.

Viven en grupos y emiten ruidos chirriantes cuando se comunican entre ellos. Sus hábitos son nocturnos y arborícolas y algunas especies de geco tienen membranas en las patas y en los laterales que les sirven para amortiguar la caída al lanzarse desde los árboles. No tienen membranas en los ojos a modo de párpados, de ahí que necesiten humedecerlos con la lengua.

Unos colonizadores natos

Los gecos son los únicos escamosos que ponen huevos de cáscara dura, aunque algunas especies no necesitan al macho para procrear, ya que son partenogénéticas, es decir, que la hembra se «clona» a sí misma y se reproducen sin cópula. Debido a esta particularidad los gecos son capaces de extenderse por una gran variedad de lugares.

Su alimentación consta de insectos y fruta: grillos, gusanos de seda, saltamontes, gusanos del tipo zophobas, manzana, albaricoque y cualquier fruta excepto cítricos. No debemos darle comida nuestra, ya que no la digerirá bien. También hay que tener cuidado de que no coma unos días antes de la hibernación, pues la comida que le quede en el intestino se pudrirá y puede matarlo.