Enfermedad de Cushing

Hay enfermedades que las mascotas pueden contagiar a las personas y también al contrario. Y hay otras que compartimos como mamíferos que somos. Una de estas enfermedades que pueden ser sufridas por el hombre y también por perros o gatos e incluso por caballos, es la enfermedad de Cushing.

La enfermedad de Cushing consiste en la aparición de un tumor, generalmente benigno, en la glándula pituitaria. Esto causa un aumento de cortisol. Este aumento de cortisol puede ser causado por otras variables del síndrome de Cushing como tumores en otras glándulas o tratamientos con cortisona.

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Es una enfermedad muy peligrosa ya que si no se trata a tiempo puede causar daños en diferentes órganos, especialmente en hígado.

Síntomas de que tu mascota tiene Cushing

Estos son los síntomas que pueden indicar que tu mascota padece Cushing. En cualquier caso, cualquiera de estos síntomas por sí solo puede ser indicativo de otros problemas de salud, por lo que siempre conviene consultarlos.

-Beber demasiada agua y orinar con mucha frecuencia. Hay animales que al igual que las personas beben más o menos agua. Pero si aumenta la cantidad de agua que bebe sin que haya una razón para ello, es el primer síntoma de que algo no va bien en su organismo.

-La edad es también un factor de riesgo, ya que esta enfermedad ataca principalmente a los animales con más de diez años. Tiene más incidencia en perros que en gatos aunque también la sufren los mininos y hay algunas razas que parecen tener una mayor propensión aunque no está del todo comprobado.

-El animal jadea excesivamente, incluso cuando está en reposo pareciera que ha corrido.

-Incluso perdiendo peso pueden presentar el abdomen hinchado. Esto es algo habitual en las personas que tienen este problema, cuyo físico es muy característico con barriga abultada y piernas y brazos muy delgados. Lo mismo les ocurre a los animales.

-Pueden aparecer calvas o pequeñas infecciones en la piel que se repiten una y otra vez.

-El animal se muestra apático y muy cansado. Deja de jugar con sus juguetes, deja de acudir a saludar o sus paseos ya no le interesan como antes negándose incluso a querer salir.

El veterinario tiene que determinar la causa de la enfermedad de Cushing y el tratamiento a seguir en cada caso, ya que dependiendo del origen del problema se puede recomendar una u otra opción.