Terapia canina: la sobreexcitación (II)

Terapia canina: la sobreexcitación (II)

Si las causas de la sobreexcitación del animal están en el aburrimiento o la falta de ejercicio, lo más importante está en que el dueño del perro conozca a su amigo. No es lo mismo convivir con unas razas que con otras y cada una tiene sus necesidades y requerimientos a la hora de realizar ejercicio. Determinadas razas, como los Huskies, necesitan grandes dosis de ejercicio y es bueno practicar deportes con ellos para que calmen toda esa energía que tienen y que de otro modo pueden acabar derivando en actividades negativas.

Es también importante evitar que el animal pase demasiado tiempo solo y si es así, compensarlo con juegos y actividades en los momentos en los que hay gente con él. De todos modos, es bueno tratar de buscarle entretenimientos, ya que al contrario de los gatos, los perros no son felices tirados gran parte del día sin hacer nada, excepto algunas razas muy tranquilas.

 

Perro_de_Agua_Espanol_-_Maya

Cómo actuar ante un perro con sobreexcitación

Muchos expertos aconsejan ignorar al animal cuándo se encuentre en este estado. Ni se le debe de reprender ni tratar de calmar con caricias, simplemente ignorarlo y no dejar que se nos acerque hasta que se calme. Esto requiere de mucha paciencia y de tiempo. Muchas veces, nos sentimos culpables porque el animal está solo y al llegar a casa lo saludamos efusivamente potenciando esa excitación. Es importante estar calmados y entrar sin demostrarle afecto ni jugar hasta que esté tranquilo, por muy duro que se nos haga.

Trabajar con un entrenador suele dar muy buenos resultados. Estos perros necesitan una cierta disciplina y que se les pongan límites. El entrenador enseñará al perro a cumplir instrucciones sencillas y te enseñará a ti a conseguir que el perro te obedezca y se vuelva más dócil. Esto ayudará también a que su energía se centre en este aprendizaje y baje su intensidad.

Qué no debes de hacer jamás ante un perro con sobreexcitación

No trates de calmar al perro llamándole por su nombre o acariciándolo. Si premias su actitud con mimos o con chucherías, repetirá el comportamiento para poder obtener exactamente lo mismo.

Por supuesto, tampoco es una solución el gritar y alterarte, ya que el perro se alterará aún más y ambos acabaréis en un estado de nervios muy poco adecuado. Huelga decir que pegar al perro o castigarlo físicamente no es en absoluto una opción para corregir a un animal.